lunes, 1 de julio de 2013

Primera sesion


DIRECCIÓN Y COOORDINACIÓN DE ACTIVIDADES DE TEMPO LIBRE EDUCATIVO INFANTIL Y JUVENIL (RD 1697/2011, de 18 de noviembre)

UNIDAD DE COMPETENCIA:

MF1869_3: PLANIFICACIÓN, ORGANIZACIÓN, GESTIÓN Y EVALUACIÓN DE PROYECTOS EDUCATIVOS DE TIEMPOMLIBRE INFANTIL Y JUVENIL

  • UF1947: Contextualización del  tiempo libre infantil y juvenil  en el entorno social (50 horas, del 1 al 10 de julio)
  • UF1948: Programación, ejecución y difusión de proyectos educativos en el tiempo libre (70 horas, del 10 al 24 de julio)
 

UF1947: Contextualización del  tiempo libre infantil y juvenil  en el entorno social (50 horas)

1. Aplicación del concepto de tiempo libre en distintos entornos infantiles y juveniles

a) Evolución de las políticas de juventud y relación con el tiempo libre.

b) Conceptos básicos

c) Proceso de análisis macro psicológico del tiempo libre

d) Proceso de caracterización de los agentes que intervienen en el tiempo libre infantil y juvenil.

2. Aplicación de estrategias educativas en el tiempo libre

a) Definición de estrategias educativas en el tiempo libre

b) Aplicación de la educación en valores en el proyecto de tiempo libre

c) Procesos de intervención grupal

3. Diseño de proyectos  de tiempo libre educativo infantil y juvenil

a) Sistematización de la estructura básica de un proyecto educativo y su aplicación en las actividades diarias de un grupo.

b) Aplicación de las características y elementos de un ideario educativo de una institución en una intervención en el tiempo libre

c) Desarrollo del marco de referencia del proyecto

d) Identificación de las funciones básicas del personal monitor y del responsable de la actividad.

 

1. APLICACIÓN DEL CONCEPTO DE TIEMPO LIBRE EN DISTINTOS ENTORNOS INFANTILES Y JUVENILES

A) Evolución de las políticas de juventud y relación con el tiempo libre en los ámbitos europeo, nacional y autonómico. Etapas y características de la evolución histórica del tiempo libre.

I. Tipos de políticas de juventud

Las políticas de juventud pueden organizarse, según Giménez (2003:166) de diferente modo:

  • De forma sectorial: se lleva a cabo desde un área, sin que se impliquen otras áreas.
  • De forma interdepartamental: cada área con competencias se coordinaría con otras áreas para llevar a cabo acciones conjuntas.
  • De forma transversal: se busca la implicación competencial de todas las áreas de gobierno en el diseño y en la ejecución. Y esto, con independencia de que exista un órgano que coordine y ejerza la función de seguimiento del proceso.

Por lo tanto, si se pretende una política de juventud integral -que incida sobre la juventud de modo global, abarcando los máximos aspectos de la vida de los jóvenes-, han de implicarse y colaborar el mayor número de áreas de gobierno.

Otro modo de clasificar las políticas de juventud, es teniendo en cuenta qué administración se implica en las misma. Así, distinguimos:

  • Políticas centralistas: sólo interviene una administración.
  • Políticas en red: se diseña y se ejecuta en red, llegando incluso a haber políticas interinstitucionales.

 

 

 

II Evolución de las políticas de juventud y su relación con el tiempo libre

Lo primero que hemos de tener en cuenta a la hora de tratar las políticas de juventud y su relación con el tiempo es la dificultad para conceptualizar ambas cuestiones: “juventud” y “tiempo libre”. En cuanto a la primera, diremos, de la mano de Giménez, que:

<<la juventud no es un hecho universal e inmutable (...) no es una realidad que encontremos en términos equivalentes en todas las culturas de todas las épocas, sino una condición social, que existe en tanto que es socialmente construida y que muta históricamente, en la medida que la sociedad es cambiante>> (GIMÉNEZ, Las políticas de juventud: Hacia unas políticas emancipatorias: 2003, 159).

Respecto al “tiempo libre”, siguiendo a Caride (2012: 307), asumiremos que es un concepto también problemático, pues ha sufrido una transformación cualitativa. Si desde los 80 hasta los inicios del siglo XXI era <<un factor potencial de emancipación y equidad>>, un derecho conquistado por la ciudadanía laboral, se ha transformado hasta el punto de <<convertir al ocio en uno de los sectores económicos más importantes>>. Constituye, además,  un indicador de estatus social, y manifiesta el incremento de la desigualdad derivada de la contradicción posmoderna, según la cual, el trabajador precario no dispone <<de mayor renta para acceder [al][1] consumo que requiere el ocio actual>>.

Así, tenemos, por un lado un concepto de juventud contextual, que ha de adecuarse a la sociedad de la que se trate, y un concepto de tiempo libre también cambiante y contextual. Por lo tanto, hemos de caracterizar las políticas de juventud teniendo estas cuestiones como referencia. Pasemos, pues, a ver en qué consisten las políticas de juventud en relación con el tiempo libre dentro de su contexto: la Sociedad Occidental.

En un primer momento, explica Sergio Balardini (1999: 6-7), las << políticas de juventud (…) fueron entendidas como un apoyo a la integración y adaptación de la sociedad. También como un espacio de compensación de déficits>>. Será en los años veinte cuando surjan en Europa <<toda una serie de instituciones que proponen trabajar con jóvenes en circunstancias de vulnerabilidad>>, con los objetivos de:

  • Educar para <<compensar privaciones e insuficiencias sociales>>.
  • Controlar y disciplinar.

Más adelante surgirían instituciones socializadoras, que <<procuran dar respuesta a realidades tales como el fracaso escolar, el abandono, la delincuencia, etc. >>. Una vez que éstas lograron la integración de la juventud en el mundo adulto, tras la inclusión en el sistema educativo, surgió el problema del tiempo que pasaban los jóvenes fuera de éste. Se hizo necesario atajarlo procurando a los/as jóvenes: <<un “buen uso” del denominado “tiempo libre” (…) se buscaba evitar que los jóvenes “cayeran” en conductas  reprochables desde la visión adultocéntrica, como el consumo de drogas, o el ejercicio irresponsable de conductas sexuales, entre otras>>.

Pero en la Sociedad Occidental, tras la industrialización y el periclitar del Estado del Bienestar, se producen cambios a nivel estructural que dan lugar a rupturas sociales que afectan a toda la población, también a la juventud. Según Laura Giménez (2003: 64)-experta en juventud-, <<este aumento de la complejidad social se acompaña de un aumento de la capacidad de respuesta de las administraciones>>, y se configura <<una nueva cultura del bienestar, en la que las demandas se hacen más personales y comunitarias, articulándose en torno a la vida cotidiana>>, siendo los ciudadanos y ciudadanas los/as que <<toman la iniciativa en la definición de las prestaciones del bienestar>>.

A partir de los años ochenta, seguimos con a Laura Giménez (2003.166), los gobiernos pasan a adoptar un rol más estratégico a la hora de dar respuesta a las demandas de la ciudadanía, enfrentándose al reto fomentando, entre otros: políticas de dinamización de la cultura y del tiempo libre. Surgen las políticas de juventud y consolidaron <<su existencia (…) forjando un espacio para las políticas dirigidas hacia la gente joven (…) con más trabas que facilidades, pero en definitiva con un carácter incuestionable>>. Se reconocía así un espacio propio para las políticas de juventud, durante mucho tiempo consideradas políticas menores o marginales respecto a políticas dirigidas a otros colectivos.

Lo importante, es que la sociedad y los/as políticos/as empezaron a tomar conciencia de la necesidad de la aplicación de políticas expresamente dirigidas hacia la juventud como colectivo. Pero la cuestión, advierte la experta en juventud (2003: 166), es que<<las políticas dirigidas al colectivo joven deberían ser políticas de definición y construcción de ciudadanía (…) a través de las cuales se proporcionen capacidades (…) para elaborar su proyecto de vida>>. Sólo así se podrá contribuir a la formación de ciudadanos/as críticos/as, autónomos/as y responsables en el ejercicio de su ciudadanía.

En el mismo sentido, Elizalde y Gómez (2009: 254-262) defienden que el tiempo libre contemporáneo << surge como un supuesto tiempo de libertad, de liberación de las amarras, obligaciones y contradicciones presentes en el mundo del trabajo>>. Dentro de la ordenación de los tiempos sociales, que son vinculados por el tiempo artificial del reloj, <<el principal sentido de tiempo libre prevalece como un tiempo de no trabajo>>. Pero el tiempo libre puede convertirse en un tiempo de <<alienación y consumismo>>, en el que se prolongan las cadenas impuestas sutilmente por el sistema capitalista, que, en su afán perpetuador, crea necesidades, marca ritmos y organiza el tiempo de ocio para que se convierta en una pieza más de su engranaje. Por el contrario, el tiempo libre puede <<representar una posibilidad de libertad y dignificación de la condición humana>>, desarrollando un ocio <<relacionado con la humanización de la vida social por medio de la ampliación del pensamiento crítico y creativo sobre todas las dimensiones de la vida >>, considerando el tiempo libre <<como una necesidad humana fundamental y como un derecho humano universal, constituyente de ciudadanía. >>

Como vemos, seguimos a Caride (1995):

 <<los objetivos generales de las políticas de juventud se han visto sometidas a una progresiva reformulación (…) son modificaciones que pretenden pasar de un enfoque restringido, limitado a la oferta de actividades para el tiempo libre y al desarrollo de acciones benéfico-asistenciales dirigidas a los grupos desfavorecidos y marginales (…), a un enfoque integral, al servicio de todos los jóvenes, con la expectativa de su inserción y participación en la sociedad>>

 

Pero las políticas de juventud han seguido evolucionando, no se han quedado en el enfoque integral, sino que se replantean, defienden Casanovas, Coll y Montes (2002: 1-2), como <<políticas afirmativas>>, al constatar que el paradigma anterior ya no es válido, debido a:

  1. Cambios en la condición juvenil.
  2. Imposibilidad de conseguir los objetivos perseguidos.

La problematicidad de la esencia contextual del concepto “juventud”, hace que se dé una metamorfosis constante del mismo que hace imposible desligar la definición de un espacio y de un tiempo determinado, que impide que podamos dar una definición unívoca para todo tiempo y todo lugar. Por lo tanto, y esto es fundamental en nuestro trabajo como diseñadores de acciones educativas en el TL, es fundamental tener presente el contexto del micro y del macro universo juvenil a la hora de plantear nuestros proyectos educativos.

Hemos asistido, seguimos con nuestros autores (2002: 3) no hace tanto a la ruptura de la denominada “condición juvenil”, pues:

 << Estamos frente a una recomposición general de los ciclos vitales, caracterizado notablemente por el alargamiento general de la esperanza de vida y el recorte del tiempo laboral en relación al conjunto de la vida (…) Es a partir de esta mutación global que hay que preguntarse nuevamente sobre el significado de la juventud. >>

 

 

 

 

La nueva condición juvenil (2002: 4-5), supone el paso de:

MODELO DE TRANSICIÓN PROPIO DE
LA SOCIEDAD INDUSTRIAL AVANZADA
 
Condición juvenil definida por:
  • Adecuación de las expectativas entre la formación y el trabajo.
 
 
  • Sincronía entre vida laboral y emancipación.
 
 
  • Autonomía limitada a la consecución del status adulto.
 
  • Instantaneidad del paso de la juventud a la vida adulta.
        MODELO DE CAPITALISMO  
         INFORMACIONAL PROPIO DE LA
         SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN
Condición juvenil definida por:
  • Ajuste progresivo de expectativas profesionales respecto de la formación recibida, “aproximación sucesiva”.
 
  • Desconexión entre la vida laboral y la emancipación familiar.
 
  • Ganancia sustancial de autonomía y libertad individual (individualismo democrático).
 
  • Prolongación de la juventud como etapa de la vida.

 

 

 

En suma, se da:

1. Aumento de la autonomía de los jóvenes, incluso en las etapas más tempranas.

2. Mayor complejidad de las transiciones profesionales.

3. Retraso de la emancipación familiar

4. Prolongación de la etapa juvenil: precocidad en su inicio (cambios socioculturales) y retraso en completar la transición a la vida adulta. Todo ello conlleva el cambio del modelo de entrada: la transición se dilata en el tiempo, se asiste a un ajuste progresivo de expectativas y se produce una desconexión entre los umbrales públicos (escuela-trabajo) y privados (emancipación familiar).

Pero, este cambio en la condición juvenil ¿es negativa? Para nuestros autores (2002: 6-10), los jóvenes de la sociedad de la información se enfrentan a una paradoja: son adultos para unas cosas <<y siguen siendo enormemente dependientes>>. Lo que sucede, es que se puede vivir esta contradicción de forma positiva o negativa, dependiendo <<del papel que jueguen la familia y de la existencia o no de amplia batería de políticas sociales>>.

Así, <<una juventud prolongada puede ser sentida con angustia si no existen políticas a favor de la igualdad de oportunidades que trabajen aquellos aspectos centrales del paso final a la edad adulta, como son la vivienda y el empleo>>. Pero de esto han de dar cuenta las políticas de estado, no las políticas de juventud. El empleo o la vivienda no son cuestiones específicas de las políticas de juventud, y no es que el empleo o la vivienda sean problemas que no afecten a la juventud, pero no son problemas específicos del colectivo. Caractericemos, de forma esquemática las políticas integrales:

Organigrama

Para las políticas afirmativas el esquema cambia, al darse un cambio de paradigma respecto a la condición juvenil:

Organigrama

 

El modelo de aproximación sucesiva se caracterizaría por ser una modalidad definida por altas expectativas de mejora social y profesional. Este modelo significa una larga escolarización e la acumulación de experiencias laborales previas, a menudo en la precariedad. Esta nueva modalidad de acceso al mundo laboral también repercute en el proyecto de vida personal.  Por un lado, se retarda la consecución de una carrera profesional y la emancipación familiar. Por otro lado, han aumentado las posibilidades de elegir el modo en el que se desea vivir este proceso de aproximación en todos los ámbitos: en la vida sexual, en la elección de estudios, de amigos, de viajes, de diversión,, de consumo o de participación. Globalmente, se produce un aumento sustancial de la autonomía relativa respecto a la familia.

Veamos un ejemplo para aclarar qué significa que las políticas afirmativas se centran en los/as jóvenes. A priori podríamos pensar que una ley de educación es una política de juventud, pues el colectivo al que más afecta es a la juventud. Pero no es el caso, una ley de educación es un asunto de estado, del que no ha de ocuparse la política de juventud. Sin embargo, la dinamización de la vida estudiantil sí es terreno de las políticas de juventud. Es decir, las políticas afirmativas dejan de lado todo lo que no sea específicamente juvenil, acercándose a su mundo, acotando su campo de acción y valorando la etapa en sí misma, no ya como un tránsito cuyo sentido es lo que viene después –la adultez-. Las políticas afirmativas  son específicamente políticas de juventud, << a favor de la autonomía y la calidad de vida de los jóvenes en tanto que son jóvenes>>. Mientras que una política de estado es una:

<< Política General. Aquella que por un lado incide en el proceso de reproducción y cambio social (los contenidos de la política educativa, por ejemplo), y, por otro lado, afecta directa o indirectamente a la manera y el modo cómo se realiza la transición final a la vida adulta (la política laboral o de vivienda pública)>>.

Laura Giménez (2003:177-178), también apuesta por la consideración de los/as jóvenes como actores sociales y como ciudadanos/as de pleno derecho. Para ello es necesario vertebrar la evolución de las políticas de juventud en base a cuatro ejes fundamentales:

  1. La acción estratégica: han de analizarse las tendencias del entorno teniendo en cuenta la naturaleza cambiante de la realidad, especialmente en la Sociedad de la Información, perfilando, además, escenarios de un futuro posible, pues <<son (…) políticas de diseño de la sociedad del futuro>>. Habrá que definir, entonces, objetivos estratégicos y  se tendrán que adoptar <<líneas concretas de actuación, conjugando la dirección política con la concertación pluralista y el rigor técnico>>.
  2. La repolitización: consiste en la <<recuperación de las ideas, los valores y los paradigmas como elementos centrales del proceso de toma de decisiones>>. Para ello será preciso que se defina un modelo social liderado por la administración, y que se pongan en marcha mecanismos para la deliberación social pluralista.
  3. La integración del conflicto: puesto que nuestra sociedad está caracterizada por la diversidad –a nivel material, cognitivo, y simbólico, entre otros- es lógico que existan contradicciones –sociales, territoriales y generacionales- que, como no, afectan a la juventud. Por lo tanto, una política de juventud acorde al contexto ha de posibilitar a asunción de esos conflictos y contradicciones, posibilitando que se acepte la complejidad de la sociedad. Cómo se puede lograr esto. Giménez, defiende que es necesario proporcionar <<espacios participativos de gestión cívica de conflictos (…) y la valorización de la discrepancia como oportunidad y fuente de creatividad social>>. Solo asumiendo la diferencia y gestionando el conflicto se podrá vehicular lo social en el contexto de esta sociedad en permanente cambio.
  4. La orientación hacia el aprendizaje social: la nuestra es una sociedad en la que destaca la centralidad del conocimiento y la rapidez del ritmo de los cambios. Así, es necesario que las políticas de juventud sean innovadoras y que puedan <<definirse por medio de procesos de aprendizaje social, experimentación y negociación>>, dando voz a los/as jóvenes, reconociéndolos como <<interlocutores y actores de un proceso de aprendizaje social multidireccional>>. Sólo de este modo se podrá construir un conocimiento social válido.

III. Políticas de juventud en los ámbitos europeo, nacional y autonómico

Dado que nuestro contexto, empezaremos mostrando el actual Plan Estratéxico de Xuventude 2010-2013, un plan integral que formaría parte de la iniciativa pública de la  Comunidad Autónoma de Galicia para, definir desde una perspectiva global e interdepartamental la política de juventud en Galicia.

 

Imaxe principal do artigo ou noticia

Este plan integral considera  prioritario actuar en el  ámbito de la juventud  para favorecer la consolidación del colectivo en la vida política, económica social y cultural. Para ello, consideran que es necesario facilitarles las condiciones que posibiliten el ejercicio de una  ciudadanía activa. El gobierno autonómico asume la responsabilidad a los poderes públicos de instrumentar, favorecer y propiciar las condiciones de aprendizaje, oportunidad y experiencia que faciliten el desarrollo del conocimiento, habilidades y competencias de la juventud para que pueda jugar un papel activo en la sociedad civil y en el mercado de trabajo.

Tras este ejemplo, que nos permite constatar cuál es el sentido que han tomado las políticas dirigidas a la juventud en Galicia, pasaremos a describir qué son los planes, programas y proyectos.

Casacuberta (2007: 197), apunta que el plan de acción <<consiste en una serie de medidas para conseguir unos objetivos que una autoridad considera prioritarios>>. Pero lo habitual, sigue Casacuberta, es que el plan tenga asociado <<una serie de recursos humanos, materiales y económicos, y  una concreción extra>>. Esta concreción es denominada programa.

Así, un plan puede  poner en marcha varios programas mediante los cuales <<se invita por medio de convocatorias públicas, abiertas a empresas, a organismos e individuos, a llevar a cabo determinados hitos específicos>> relacionados con ese plan concreto y siempre enfocado a conseguir los objetivos –o parte de estos- quel a autoridad considera prioritarios.

Entre estas convocatorias puede invitarse, por ejemplo, a la presentación de proyectos de investigación o proyectos de intervención que se adecúen a los requisitos prescritos por la convocatoria. Estos requisitos son la forma que tiene la autoridad, entre otras cosas, de adecuar los distintos programas al horizonte del plan y de sus objetivos.

Una vez aclarado en qué consiste un plan y un programa, podemos ir un paso más allá. Un plan puede surgir de los objetivos previstos por una instancia superior. Esta fija unos objetivos a alcanzar y las distintas administraciones vehicular el trabajo para conseguirlos, poniendo en marcha un plan específico para tal efecto. La jerarquía, sería la siguiente:

Diagrama piramidal

Veamos, siguiendo de nuevo a Casacuberta (2007:194), el camino recorrido desde la instancia superior hasta llegar a los proyectos.  La Declaración de Lisboa (2000)[2] <<es un texto clave para entender una buena parte de las medidas que se toman en la Unión Europea>>. El texto es fruto de los resultados obtenidos tras las reuniones y debates de un Consejo que <<tenía como misión central preparar a la Unión para la ampliación que tuvo lugar el 1 de mayo de 2004>>. Las conclusiones del Consejo se plasmaron en el texto de la Declaración que pasó a constituir un referente a la hora de diseñar el desarrollo de políticas en la UE.

La Declaración –seguimos con Casacuberta (2007:197), por ejemplo, <<incluye entre sus objetivos estratégicos básicos la necesidad de formar a los europeos para que puedan trabajar y desenvolverse en la Sociedad de la Información>>.  En virtud de este objetivo acordado por el Consejo, se concretó el <<Plan de acción E-learning, entre cuyas acciones está la alfabetización digital>>. Este plan toma los objetivos de la Declaración, y tiene competencia para ampliarlos, trazando objetivos más específicos, con el fin de alcanzar aquellos objetivos generales. Para ello pone en marcha diferentes programas que financian –de modo parcial o total- proyectos que se adapten a la consecución de sus objetivos.

En el plan estratégico de juventud, tenemos el Proyecto Abalar. Es una iniciativa de la Consejería de Cultura y Educación y Ordenación Universitaria, y es una concreción a nivel autonómico que busca alcanzar ciertos objetivos de la Declaración. Tiene como finalidad educar para la sociedad del siglo XXI, mediante una estrategia educativa global e integradora enfocada hacia la mejora de las competencias de la ciudadanía, integrando las NTIC en todos los ámbitos educativos. Se pretende dar un giro desde la escuela tradicional hacia un aprendizaje activo, interactivo, colaborativo y, eminentemente enfocada hacia la investigación.

Pero veamos otro ejemplo vinculado al plan estratégico derivado de la Declaración, para mostrar de forma más clara la relación entre las instancias europeas, estatales y autonómicas en cuestiones específicamente juveniles y acordes con la educación no formal en el tiempo libre.

El Parlamento Europeo  y el Consejo Europeo decidieron, en 2006, poner en marcha el Programa Juventud en Acción. Con este se estableció un marco legal que favorece actividades educativas no formales para la juventud. Este programa responde además a lo establecido:

  • En el Pacto Europeo para la Juventud, aprobado por la Presidencia del Consejo Europeo en 2005.
  • En el marco de Cooperación Europea en el Ámbito de la Juventud, Consejo Europeo 2002.
  • En el Plan D, de la Comisión por la democracia, el Diálogo y ek Debate, 2005.

Este sería, según establecimos anteriormente, el marco de origen –o instancias superiores- del que derivarán ulteriores programas y planes. Veamos cómo se concreta.

En el caso español, encontramos la primera concreción de la mano del INJUVE, adscrito al Ministerio de Igualdad. El Programa Juventud en Acción concreta a nivel estatal lo establecido por instancias superiores a nivel europeo. A nivel autonómico, a su vez, se continúa la concreción. En el programa nos encontramos con diferentes acciones:

Acción 1. La juventud con Europa

  • Intercambios de jóvenes (Subacción 1.1): ofrecen a grupos de jóvenes, procedentes de diferentes países, la posibilidad de encontrase y de conocer mejor sus culturas respectivas. Los grupos planifican juntos el intercambio en torno a un tema de interés mutuo. Para jóvenes entre 13-25 años.
  • Iniciativas de jóvenes (Subacción 1.2): permiten prestar apoyo a proyectos de grupos diseñados a nivel local, regional y nacional, así como a proyectos en red similares entre distintos países, con el fin de reforzar el aspecto europeo y de ampliar la cooperación y el intercambio de experiencias entre jóvenes. Para jóvenes entre 18-30 años.
  • Proyectos de democracia participativa (Subacción 1.3): apoyan la participación de jóvenes en la vida democrática de su comunidad a nivel local, regional, nacional o internacional. Para jóvenes entre 13-30 años

Acción 2. Servicio Voluntario Europeo

  • Servicio Voluntario Europeo (Subacción 2.1): fomenta la participación de los jóvenes en distintas formas de actividades de voluntariado. Dirigida a jóvenes entre 18-30 años que participan colectiva o individualmente en actividades no lucrativas y no remuneradas en un país distinto a su país de residencia.

Acción 3. La Juventud en el mundo

  • Cooperación con países vecinos asociados de la Unión Europea (Subacción 3.1): apoya proyectos con países socios vecinos, principalmente intercambios de jóvenes, formación y proyectos de conexión en red en el ámbito de la juventud. Las limitaciones de edad están en función del tipo de proyecto que se presente.

Acción 4. Sistemas de apoyo a la juventud

  • Formación y proyectos en red de trabajadores juveniles y organizaciones juveniles (Subacción 4.3): respalda actividades de formación de quienes trabajan en el ámbito de la juventud y en organizaciones juveniles, a través del intercambio de experiencias, conocimientos y buenas prácticas, así como actividades que puedan conducir a proyectos de calidad de larga duración y el establecimiento de partenariados y redes. Sin límite de edad.

Acción 5. Apoyo a la cooperación europea en el ámbito de la juventud.

  • Encuentros de jóvenes y responsables de las políticas juveniles (Subacción 5.1): respalda el diálogo estructurado entre jóvenes y responsables de las políticas de juventud a través de seminarios, conferencias y otros eventos organizados a nivel local, regional, nacional o internacional con el fin de establecer una plataforma de debates entre todas la partes interesadas que les permita formular propuestas y traducirlas en acciones concretas.

IV. Etapas y características de la evolución histórica del tiempo libre

En primer lugar, matizaremos la diferencia –o no tanta- entre tiempo libre y ocio. El primero, sería un tiempo disponible. Sería el marco en el que poder desarrollar el ocio. Por lo tanto, el ocio sería un modo de ocupar el tiempo libre. Sin embargo, a lo largo de nuestro documento hemos tomado el concepto “tiempo libre” desde su perspectiva educativa, es decir, hemos considerado el tiempo libre como tiempo libre educativo. Equipararíamos, en cierto modo, ocio con tiempo libre, tiñendo ambos de ese componente educativo. Tras matizar la cuestión, pasamos a exponer las características y evolución del tiempo libre así entendido. En todas las etapas de la humanidad, el tiempo libre ha estado determinado por las necesidades primarias, pues solo una vez que se han cubierto se podrá optar al tiempo libre.

En todas las etapas de la humanidad, el tiempo libre ha estado determinado por las necesidades primarias, pues solo una vez que se han cubierto se podrá optar al tiempo libre. Según exponen Elizalde y Gómes (2009:263), en la Grecia clásica, cuna de la cultura occidental, <<el ocio, en su sentido griego original, era entendido como una manifestación cultural basada en la meditación, la reflexión y la sabiduría. Con el paso de los siglos el ocio fue adquiriendo diversas connotaciones>>. Para los griegos, la educación para el ocio era una virtud. Para los romanos el ocio es tiempo de descanso y recreación del espíritu necesario después del trabajo para recuperase y volver con más energía al escenario laboral.  Lo que tienen en común ambas concepciones del tiempo libre, es que sólo les está permitido a parte de la sociedad. Algo que se perpetuará durante siglos.

Con el cristianismo aparecerá la connotación negativa del tiempo libre. La moral cristiana, enemiga de los placeres mundanos, establecerá que el ocio es un vicio, un placer que lleva al pecado. Por lo tanto, lo que se debe hacer es reprimir el deseo de disfrutar del tiempo libre.

En la Revolución Industrial y en las primeras fases del capitalismo, el tiempo libre era algo impensable para los campesinos que habían abandonado el pueblo para “vivir mejor” en las ciudades. La vida tranquila y pausada se transforma en una jornada laboral eterna, que no deja apenas tiempo para cubrir las necesidades básicas. Las siguientes fases del capitalismo se encargarán de aliar el tiempo libre con el consumismo, así en la Sociedad de la Información:

  • Desde los 80 hasta principios del siglo XXI: es un factor potencial de equidad y emancipación, un derecho conquistado por la ciudadanía laboral.
  • En la actualidad:

-        es un sector económico muy importante.

-        es un indicador de estatus social.

La evolución del concepto de ocio hasta nuestros días llevado a su democratización cada vez más extendida, su consideración como derecho innegable de toda persona y su fácil accesibilidad, claro está, todavía para una parte de la población. Hoy, siguiendo a Cuenca (2000:12), el tiempo libre es considerado <<una experiencia autotélica (…) que tiene cinco dimensiones: lúdica, creativa, festiva, ambiental-ecológica y solidaria>>

 
 

 

ACTIVIDADES (1 A):

1.  Define “juventud” y “tiempo libre”.

2.  Tipos de políticas de juventud. Qué aspectos positivos y negativos consideras que pueden tener cada una de ellas.

3.  Qué diferencias fundamentales hay entre políticas integrales y políticas afirmativas.

4.  Analiza de forma crítica el Plan estratégico de juventud (p. 82), contrastando con lo defendido por las políticas afirmativas.

5.  Elabora un power point en el que se recoja la evolución del tiempo libre.

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA


·         ]

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·         MENDIA, Rafael, (1991), Principios pedagógicos del tiempo libre. Corrientes de pensamiento, en: Infancia y Sociedad, nº 8, marzo-abril, pp.33-50, disponible en: http://rafaelmendia.net/mendia/Hemeroteca_files/IS19918343350.pdf [Comprobación 18/06/2013]

·         OTERO, José (coord.), (2009), La pedagogía del ocio: nuevos desafíos, Lugo: Axac.

·         SAN MARTÍN, Jesús, (1997), Psicología del ocio y el turismo, ediciones Aljibe, Málaga.

 




[1] Utilizaremos corchetes para introducir palabras nuestras en citas.
[2] Nos referiremos a esta como Declaración.

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